Existe una creencia de inmortalidad en nuestra sociedad por lo que somos y sobre todo por nuestras acciones, en este mundo tan materialista.
Científicos, políticos o dictadores, y en general personajes históricos, dejaron una importante huella en nuestra historia o aportaron cosas importantes a nuestra sociedad, cultura, tecnología, leyes, edificios…
Newton, Platon, Da Vinci… son algunos de los personajes, que pese al paso del tiempo, lo tenemos muy presente en el día a día, y tenemos la creencia de que será así en el futuro.
En realidad cualquier persona aporta valor a la sociedad, especialmente en su entorno. Los conocimientos, valores y el propio material genético aportado de generación en generación, es una manera de postergar esta inmortalidad, si que es cierto que se producen mejoras o evoluciones, pero que sin ellas el mundo sería distinto.
Las redes sociales han avanzado en los últimos años de una manera que todavía no hemos asimilado, en ella depositamos no solo nuestra «identidad digital», sino que aportamos recuerdos, experiencias, conocimientos, relaciones, incluso me atrevería a decir que sentimientos.
En el futuro nuestra identidad digital será algo mas que un simple avatar, la futura evolución de las redes sociales y en especial el internet de las cosas junto con la inteligencia artificial, hará que tengamos un yo digital, el cual interactuará de manera autónoma, con sentido y con un comportamiento a nosotros tan parecido que dudaremos de estar hablando con una máquina.
Sé que suena mucho a ciencia ficción, pero también hay que recordar que la ciencia ficción se hará realidad algún día, y aunque muramos, nuestra identidad digital, avatar inteligente, agente, o como lo queráis llamar sobrevivirá y permanecerá en Internet para siempre.
Existe una serie de ciencia ficción, «Caprica», que relata un poco toda esta filosofía, aunque con ojos mas catastrofistas, sin duda nosotros conscientes o inconscientemente, escribimos el futuro de nuestra especie.